Despertó sobresaltado, dudando si el
grito había sido real o no. La voz inalterada de Luján apurando a los mellizos
en el otro dormitorio le permitió inferir que no, que el terror que acababa de experimentar
a nivel inconsciente no había dejado rastros en el mundo exterior. Esa certeza,
sin embargo, no bastó para tranquilizarlo.
¿Sería esa, en verdad, la mañana siguiente o estaría condenado a revivir el día anterior
una y otra vez, como en la película “El día de la marmota”? Tal como se venían presentando
las cosas, hasta las hipótesis más absurdas parecían tener un costado
razonable. Verificó la fecha en el celular y comprobó que sí, era otro día.
Se vistió y fue rápidamente al baño. Cargaba
una exigua esperanza, que se diluyó apenas encendió la luz y se miró en el
espejo: su condena no se había disuelto con el amanecer. Seguía portando la
apariencia de Juan Domingo Villagra.
Para no repetir la experiencia
traumática de la jornada anterior respecto del tema comida, se encaminó a la
cocina con el objetivo innegociable de no perderse el desayuno. Néstor y
Cristina le brindaron un recibimiento cariñoso. Brian, en cambio, resentido por
la negativa de la noche anterior, o quizás sólo por puro malhumor adolescente,
apenas si le gruñó un saludo. Luján se mostró sorprendida por el hecho de que
su marido cambiara el mate habitual por un café con leche bien sustancioso. “Tengo
hambre”, alegó. Y no mentía.
Cristina le mostró el perro que había
dibujado en su cuaderno y Néstor insistió en que le contara otra vez cómo había
sido aquel golazo de Messi contra el Getafe. Quique se integró a la charla
familiar sólo a medias, un poco porque no sabía cómo encararla sin despertar
sospechas; otro poco porque el noticiero
que estaban pasando en la tele capturó su atención. Más concretamente, se le
fueron los ojos hacia un zócalo que anunciaba: “Mauricio Macri cada vez más
comprometido”. Tratando de esconder su sorpresa, escuchó extrañado lo que
decían. ¿Habría pasado algo grave durante la madrugada? Se lo preguntó alarmado,
porque el panorama que estaban planteando los periodistas era preocupante y
desolador; nada tenía que ver con ese otro, preñado de horizontes esperanzadores, en el que había estado
viviendo antes de su espantosa metamorfosis.
Al ver que se trataba de C5N,
desconfió. ¿No era el canal donde estaba el tipo ese que le mentía a la gente
hablando siempre mal del gobierno? Buscando información genuina que ratificara
o rectificara lo que estaban diciendo, tomó el control remoto y puso TN. Allí,
otro zócalo, igualmente impactante, anunciaba: “CFK cada vez más comprometida”.
-No, por favor, sacalos a los hijos
de puta esos, que quiero desayunar tranquila- lo retó Luján.
Quique obedeció consternado. Era
frustrante corroborarlo una vez más y no poder hacer nada al respecto. ¿Por qué,
habiendo prensa independiente y objetiva, los kirchneristas se empeñabam en seguir
escuchando sólo lo que querían escuchar?
CONTINUARÁ
GENIO! QUIERO UN AUTÓGRAFO!!
ResponderEliminarME TENES ATRAPADA Y ESPERO CON ANSIAS CADA ENVÍO.
¡Gracias de nuevo!
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