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"La grieta", instalación de la artista colombiana Doris Salcedo.

jueves, 15 de septiembre de 2016

DIECISIETE


   Despertó sobresaltado, dudando si el grito había sido real o no. La voz inalterada de Luján apurando a los mellizos en el otro dormitorio le permitió inferir que no, que el terror que acababa de experimentar a nivel inconsciente no había dejado rastros en el mundo exterior. Esa certeza,  sin embargo, no bastó para tranquilizarlo. ¿Sería esa, en verdad, la mañana siguiente o estaría condenado a revivir el día anterior una y otra vez, como en la película “El día de la marmota”? Tal como se venían presentando las cosas, hasta las hipótesis más absurdas parecían tener un costado razonable. Verificó la fecha en el celular y comprobó que sí, era otro día.

    Se vistió y fue rápidamente al baño. Cargaba una exigua esperanza, que se diluyó apenas encendió la luz y se miró en el espejo: su condena no se había disuelto con el amanecer. Seguía portando la apariencia de Juan Domingo Villagra.

   Para no repetir la experiencia traumática de la jornada anterior respecto del tema comida, se encaminó a la cocina con el objetivo innegociable de no perderse el desayuno. Néstor y Cristina le brindaron un recibimiento cariñoso. Brian, en cambio, resentido por la negativa de la noche anterior, o quizás sólo por puro malhumor adolescente, apenas si le gruñó un saludo. Luján se mostró sorprendida por el hecho de que su marido cambiara el mate habitual por un café con leche bien sustancioso. “Tengo hambre”, alegó. Y no mentía.

   Cristina le mostró el perro que había dibujado en su cuaderno y Néstor insistió en que le contara otra vez cómo había sido aquel golazo de Messi contra el Getafe. Quique se integró a la charla familiar sólo a medias, un poco porque no sabía cómo encararla sin despertar sospechas; otro poco  porque el noticiero que estaban pasando en la tele capturó su atención. Más concretamente, se le fueron los ojos hacia un zócalo que anunciaba: “Mauricio Macri cada vez más comprometido”. Tratando de esconder su sorpresa, escuchó extrañado lo que decían. ¿Habría pasado algo grave durante la madrugada? Se lo preguntó alarmado, porque el panorama que estaban planteando los periodistas era preocupante y desolador; nada tenía que ver con ese otro, preñado de horizontes  esperanzadores, en el que había estado viviendo antes de su espantosa metamorfosis.

   Al ver que se trataba de C5N, desconfió. ¿No era el canal donde estaba el tipo ese que le mentía a la gente hablando siempre mal del gobierno? Buscando información genuina que ratificara o rectificara lo que estaban diciendo, tomó el control remoto y puso TN. Allí, otro zócalo, igualmente impactante, anunciaba: “CFK cada vez más comprometida”.

   -No, por favor, sacalos a los hijos de puta esos, que quiero desayunar tranquila- lo retó Luján.

   Quique obedeció consternado. Era frustrante corroborarlo una vez más y no poder hacer nada al respecto. ¿Por qué, habiendo prensa independiente y objetiva, los kirchneristas se empeñabam en seguir escuchando sólo lo que querían escuchar?

 

CONTINUARÁ

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